“Un país sin leyendas se moriría de frío. Un pueblo sin mitos está muerto”.
Georges Dumézil
Según el portal La Verdad, el mito es definido como “un relato, una narración de un suceso improbable que se cuenta con cierta pretensión de verdad”. Los mitos y las leyendas son relatos tradicionales, dotados de un carácter simbólico, que han marcado la historia y han moldeado la conducta de los seres humanos. En estos encontramos seres dotados con talentos y poderes extraordinarios como dioses, semidioses, héroes y monstruos. Su influencia en la cultura es tan grande que puede llegar a confundir la ficción con la realidad, un ejemplo de esto fue la sociedad de la antigua Grecia, sus mitos y leyendas corresponden a su cultura religiosa y la forma en cómo ellos percibían el mundo, su origen, el universo, los fenómenos naturales y también usaban estas narraciones para darle una explicación a lo que consideraban inexplicable.
La patasola
Mito popular colombiano
Tomado de: Wikipedia
Sin embargo, los mitos y leyendas no solo eran un reflejo de la cultura de una sociedad, también fueron conductores de educación. Sus moralejas y enseñanzas modificaron la conducta de las personas, quienes encontraban en estas historias un paralelismo con la realidad. Realmente no existe una fecha exacta para hablar de los primeros mitos y leyendas, y tampoco un testimonio histórico que pruebe que estos sean reales, pero a pesar de esto se consideran verídicos y se sabe que han sido compartidos primero por tradición oral y luego de forma escrita, desde épocas antiguas, por diferentes generaciones.
Para la cultura colombiana, los mitos y leyendas representan una parte importante de su historia y tradición. Según el portal Redbus, estos hacen parte del folclor del país. Mediante un compilado de historias y criaturas fantásticas, nuestras tradiciones orales son el reflejo de estos sucesos que actualmente se cuentan por el territorio.
Entre nuestras historias más sonadas encontramos La Patasola, La Llorona, El Hombre Caimán, Los Duendes y La Viuda Alegre, entre muchas otras. Además, es tradición que cada departamento, región o pueblo cuente con sus propios mitos, ya que como decíamos anteriormente, este se comporta como un reflejo histórico de una región. Además, el aporte de identidad cultural que impregna a estos relatos es de tal magnitud que son considerados una base de memoria histórica y un precursor de la cultura humana. Una característica principal que guardan los relatos más populares es que se establecen en un ambiente determinado, este casi siempre está relacionado a la naturaleza, como lo es la selva, el río o los llanos.
En un estudio realizado por Germán Dartsch para la revista ABRA, se comenta que los mitos, y sobre todo aquellos que narran el origen de la humanidad, son los que más perduran en la sociedad. Y no solo se remontan a hechos pasados, sino que también representan el tiempo presente y futuro. Por lo que los relatos de tradición son atemporales y no temporales.
Como los relatos eran narrados en una época determinada, es normal ver que en la actualidad se relatan otras historias que no necesariamente están ligadas a los mitos más populares de las diferentes regiones del país. Otra cara de Colombia, como sucede con Bogotá, pues si nos concentramos en los relatos populares de la capital, estos no se desarrollan en zonas verdes como los bosques o los llanos orientales, sino que al tratarse de una urbe centrada y desarrollada, sus historias se relacionan más con personajes populares o sitios (edificios, casas, parques) modernos. Mitos en lugares como La Candelaria, Monserrate o simplemente espíritus o espectros que se pueden encontrar en cualquier parte hacen parte de ese argot popular de la ciudad, pero ¿Esto contribuye a nuestro proceso de identidad cultural?
Monserrate
Tomado de: Alcaldía de Bogotá
Para el caso de la ciudad de Bogotá, esta es la visión que nos ayuda a entender cómo fue el tiempo pasado y cómo los ciudadanos preservan los lugares culturales que están llenos de historia. Un ejemplo concreto es el relato popular que envuelve a Monserrate, se dice que en este lugar las parejas no pueden visitar la iglesia que está ubicada allí, ya que corren el riesgo de terminar su relación después de visitarlo. Otro mito muy popular es el de los espectros que acompañan el barrio de La Candelaria, donde se dice que cada casa guarda una trágica historia y por eso estos lugares están malditos. Bogotá está marcada por relatos totalmente diferentes a los que se narran en los llanos Orientales o en la costa pacífica y eso demuestra la construcción cultural que tienen los habitantes de la capital.
Siendo así, las nuevas generaciones y aquellos que en estos tiempos se adentran a la vida adulta, llevan consigo ciertos relatos que fueron característicos en su experiencia individual como parte de una sociedad. Relatos que se pueden denominar poco convencionales, los cuales pueden entrar en la categoría de mito. Estos se pueden encontrar en los portales de internet, redes sociales o plataformas digitales y usualmente están ligados a aspectos no fantásticos o personajes que marcaron la historia de nuestro país.
Finalmente, podemos atribuir al mito y la leyenda la visión de las nuevas generaciones acerca de un sistema en base a la formación cultural, la preservación de las tradiciones y la identidad de ciertos territorios.